México-Tenochtitlán, mural de Diego Rivera |
El nombre de la capital de los mexicas está compuesto por dos topónimos, cuyo significado ha sido objeto de numerosas interpretaciones. La escritura del nombre varía también, dependiendo de la fuente y la época. En muchas publicaciones la ciudad es llamada simplemente Tenochtitlan, en otras Gran Tenochtitlan, algunas acentúan este topónimo (Tenochtitlán). Cortés escribía Temixtitán, y entre otras formas de escribir el nombre se encuentran Tenuchtitlán, Tenustitlán y Theonustitlán. No existe consenso sobre el significado del nombre indígena, aunque algunas son muy populares tanto en la cultura popular como en los medios académicos.
La palabra “México” es la castellanización de una voz náhuatl. En las fuentes escritas de la época colonial donde aparece por primera vez el topónimo no hay registros que permitan asegurar cuál era su pronunciación en el náhuatl de aquella época, por lo que la interpretación del vocablo es tan variada y discutida como el número de reconstrucciones hipotéticas que se han propuesto de la forma en que se realizaba el topónimo en el habla.
Bernardino de Sahagún, cuya obra de documentación de la cultura náhuatl le llevó a conocer ampliamente este idioma, dio al topónimo el sentido de lugar En el ombligo de la Luna. Otros autores, como Francisco Javier Clavijero, Cecilio Robledo, Luis Cabrera y Rémi Simeón derivan el vocablo de Mexihtli, nombre alternativo de Huitziloposhtli, de esta manera México sería el Lugar de Mexihtli.
Alfonso Caso escribió a cerca de la fundación de Tenochtitlán, que los aztecas “arribaron al lago de la Luna, donde al centro del mismo (Anepantla) había una isla cuyo nombre era México, de Meztli, luna; xictli, ombligo, y co, lugar: El centro del lago de la Luna.”
México Tenochtitlán (lugar de tunas sobre piedra), se fundó en una pequeña isla en medio de un lago en el que, en 1325, los antepasados de los mexicas vieron un águila parada sobre un nopal, escena que está representada en la bandera.
Lago de Texcoco, representación |
Finamente los aztecas encontraron el sitio indicado en algún lugar de Texcoco y allí fundaron su ciudad. La isla se encontraba en donde hoy está el centro de la Ciudad de México. No sé sabe con precisión la fecha exacta de la fundación de Tenochtitlán pero hay varias teorías al respecto: el 18 de julio de 1327 según Góngora, en 1318 según los Anales de Cuauhtitlán, del año 1314 al 1332 según el códice Vaticano, y en 1325 de acuerdo a los códices de Mendoza, Acatitlán y Mexicanus. Más tarde, los aztecas usaron el lugar para edificar sus templos.
La tradición legendaria de los pueblos nahuas explica que estos pueblos hicieron una preregrinación desde su lugar de origen, llamado Aztlán, hasta lo que más tarde sería Tenochtitlán, y que dicha peregrinación duró al rededor de 260 años ( de 1064 - 1065 a 1325). Según sus leyendas, el Dios Huitzilopochtli (“colibrí del sur”), les había prometido que encontrarían un lago con un islote, en el cual habría una roca y sobre la roca un nopal, sobre el nopal un águila con las alas extendidas y reconociendo al sol.
Etimológicamente Tenochtitlán significa literalmente “lugar de tunas sobre piedra”, las tunas son las frutas que da el nopal. Morfológicamente en náhuatl, te-noch-ti-tlán deriva de las palabras te(tl) “piedra”, y nch(tli) (tuna), que integradas a -ti (estativo) y -tlán “lugar (de), o donde abunda algo” se construye la palabra “tunal”. Según ilustra el Códice Borgia, la palabra “piedra” en esta caso significa “corazón de la Tierra”, ya que la forma con la que se representa se asemeja a un corazón humano doble. El nopal, de donde se derivan las tunas, nace directamente de la Diosa de la tierra. Esta representación le da el significado divino a la piedra original.
Huitzilopochtli |
Después de la Conquista de México-Tenochtitlán, algunos frailes tuvieron interés en conocer la historia antigua de la ciudad. Gracias a esta curiosidad se dispone de documentos que permiten acercarse a los relatos de los indígenas. Algunos de estos documentos, más tardíos, fueron elaborados directamente por los descendientes de la nobleza indígena. Todas estas fuentes indican que los mexicas eran originarios de Aztlán. De acuerdo con la Crónica Mexicáyotl, en Aztlán los futuros mexicas eran esclavos de los aztecas. Cuando Huitzilopochtli manifestó a su pueblo el imperativo de que marcharan hacia nuevas tierras, también les ordenó que dejaran de llamarse aztecas porque a partir de ese momento serían todos mexicas. Este episodio también es recreado por el Códice Aubin y el Códice Durán. La Tira de la Peregrinación señala que Aztlán estaba ubicado en una isla donde había seis calpullis y un gran templo, probablemente dedicado a Mixcóatl. En la Tira, Huitzilopochtli sólo aparece después que los aztecas llegaron a Teoculhuacan en el año 1-pedernal. De ahí partieron ocho calpullis encabezados por cuatro teomamaque ("cargadores de los dioses"); uno de ellos, identificado como Tezcacóatl, cargaba el bulto de Huitzilopochtli.
Códice Mendoza |
Según la mitología mexica, Huitzilopochtli les ordenó que sólo fundarían su reino donde estuviera "un águila posada sobre un nopal devorando una serpiente". Siguiendo este designio, los mexicas deambularon por varios lugares, siempre en busca del portento que indicara cuál era la tierra prometida por su dios. De acuerdo con la Tira de la Peregrinación, la gente de Cuitláhuac se separó del resto de los calpullis cuando aún estaban en migración. Más tarde, los mexicas llegaron a la región de Tollan-Xicocotitlán, donde Huitzilopochtli les ordenó que desviaran el cauce de un río para crear una laguna en torno de un cerro. El placer de vivir en esa tierra casi llevó a los mexicas a olvidar que su dios les había prometido otra tierra, y viendo esto, Huitzilopochtli les hizo salir de ese sitio y continuar la migración. Llegaron entonces al valle de México y pasaron por varios pueblos, hasta que se asentaron en territorio de los tepanecas de Azcapotzalco, a quienes les sirvieron como guerreros mercenarios. Finalmente, encontraron el sitio señalado por Huitzilopochtli en un islote del lago de Texcoco. En la Crónica Mexicáyotl, Tezozómoc dice que cuando hallaron el lugar, el sacerdote Cuauhtlaquezqui dijo las siguientes palabras:
Id y ved un nopal salvaje: y allí tranquila veréis un águila que está enhiesta. Allí come, allí se peina las plumas, y con eso quedará contento vuestro corazón: ¡allí está el corazón de Copil que tú fuiste a arrojar allá donde el agua hace giros y más giros! Pero allí donde vino a caer, y habéis visto entre los peñascos, en aquella cueva entre cañas y juncias, ¡del corazón de Cópil ha brotado ese nopal salvaje! ¡Y allí estaremos y allí reinaremos: allí esperaremos y daremos encuentro a toda clase de gentes! Nuestro pechos, nuestra cabeza, nuestras flechas, nuestros escudos, allí les haremos ver: a todos los que nos rodean allí los conquistaremos! Aquí estará perdurable nuestra ciudad de Tenochtitlan! El sitio donde el águila grazna, en donde abre las alas; el sitio donde ella come y en donde vuelan los peces, donde las serpientes van haciendo ruedos y silban! ¡Ese será México Tenochtitlan, y muchas cosas han de suceder!
Las fuentes señalan que este suceso ocurrió en el año dos-calli, 1325 del calendario occidental.
Ruinas del Templo Mayor, Ciudad de México |
La mayor parte de las fuentes históricas señalan que la fundación de México-Tenochtitlán ocurrió en el año 1325. Esta fecha corresponde a la que declararon los propios indígenas en los años siguientes a la Caída de Tenochtitlán. Los estudios arqueoastronómicos indican que en ese año también ocurrió un eclipse lunar, suceso astronómico que pudo ser tomado por los mexicas como un marcador mítico que pudiera legitimar la supuesta relación entre los toltecas y los tenochcas. Las exploraciones arqueológicas que se han llevado a cabo en el antiguo recinto del Templo Mayor tenochca, cuyo descubrimiento fue en 1978 y las primeras exploraciones fueron hechas por el arqueólogo Manuel Garnio, han permitido recuperar piezas de cerámica anteriores al siglo XIV, lo que demuestra que el islote de México estuvo ocupado antes de la fecha indicada para la fundación de Tenochtitlán. En entredicho está también la primacía de México-Tenochtitlán sobre México-Tlatelolco. Las fuentes indican que la ciudad gemela de Tenochtitlán fue fundada 13 años más tarde, es decir, en 1338. Sin embargo, en el año 2007 se descubrió en la zona arqueológica de Tlatelolco una estructura que pudo ser erigida entre los siglos XI y XII. Esto podría indicar que la fundación de México-Tlatelolco fue anterior a la de México-Tenochtitlán.
Tras el asentamiento de los mexicas en el islote (que pertenecía al pueblo de Azcapotzalco) solicitaron al gobierno de Culhuacán -un altepetl vecino de filiación culhua- que mandara a Tenochtitlán un miembro de su clase real para que dirigiera a los mexicas. Culhuacán accedió y envió a Acamapichtli, quien se convirtió en el primer tlatoani, hacia 1376. Sin embargo, los mexicas todavía estaban parcialmente sometidos a Azcapotzalco y a su rey, Tezozómoc. Las condiciones de establecimiento fueron duras y costosas para los mexicas, quienes aprovecharon los recursos lacustres en su beneficio (fauna y flora).
Itzcóatl es considerado el primer tlatoani de Tenochtitlán. Desde su independencia, los mexicas comenzaron procesos que los llevarían a engrandecer su ciudad. Entre ellos estuvo la formación de la Triple Alianza con Texcoco y Tlacopan, las guerras floridas y la conquista de los pueblos cercanos. Moctezuma Ilhuicamina el Grande convirtió este poder en un imperio al alcanzar sus conquistas Puebla, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca y parte de Veracruz, las conquistas se reanudaron a partir de 1486, cuando Ahuízotl extendió el imperio por el centro y sur del México actual. Hacia 1500, ya tras el descubrimiento de América, los mexicas eran el pueblo más poderoso de Mesoamérica y Tenochtitlán una ciudad comparable con las más importantes del mundo.
Tenochtitlán, representación |
Tenochtitlán estaba cruzada de lado a lado por tres amplias y largas avenidas (calzadas) que se extendían hasta tierra firme: al norte la que iba a Tepeyacac y que iniciaba en la Puerta Cuauhquihuac; al poniente la que iba a Tlacopan (por donde huyeron expulsadas las tropas de Cortés) y que iniciaba fuera del islote en el puente conocido como Chichimecapan (aproximadamente en el cruce de las actuales calles de Hidalgo y Paseo de la Reforma); la calzada al sur que iba a Ixtapalapa y que atravesaba la puerta Tepantzinco que la dividía del Templo Mayor, dos acequias, los acueductos de Ahuízotl y Acuecuezcatl a la altura de Acatlan (cerca de la ermita de San Antonio Abad) y salía al lago en Tlamacoyan. Al oriente no existía calzada ya que el límite era el Embarcadero Texcoco, que comunicaba a dicha ciudad con la ribera oriente. Paralelos a estos canales siempre había una amplia calle.
Los canales se usaban para el transporte con barcas hechas de totoras. Había barcazas para la recolección de desperdicios y otras para la recolección de excremento, que era utilizado como abono en las chinampas. Alrededor de 1000 personas estaban encargadas de la limpieza de las calles. Bernal Díaz del Castillo comenta su sorpresa al encontrar letrinas en las casas particulares, en el mercado público y en los caminos. Los canales se cruzaban por puentes de madera que de noche eran retirados, como forma reguladora de las corrientes del lago y como estrategia militar.
A pesar de que el lago de Texcoco era salado, la ciudad estaba rodeada de agua dulce gracias a los diques construidos por los mexicas y que permitían concentrar ahí el agua que desembocaba de los ríos que alimentaban al lago. La ciudad contaba con dos acueductos que tenían dos canales, que Bernal describe como "del ancho de un buey". Esto permitía mantener un canal en operación en tanto se le daba mantenimiento al otro. Esta agua era principalmente usada para lavado y aseo, los mexicas acostumbraban a tomar dos baños al día, y se reporta que Moctezuma II tomaba cuatro. Usaban la raíz de coplaxócotl (Saponaria americana) como jabón, y la raíz de metl para el lavado de la ropa.
La simetría de la ciudad era mantenida por medio de un funcionario llamado calmimilócatl, que debía supervisar cualquier construcción y evitar que se invadieran las calles y canales, que eran previamente construidos.
La organización social y económica de los pueblos de la época era en altépetl, los cuales tenían en los calpullis (barrios) su base local. Los cuatro calpullis principales de Tenochtitlán fueron al noroeste Cuepopan, al noreste Aztacalco, al suroeste Moyotla y al sureste Zoquiapan y a partir de 1473, al norte Tlaltelolco. Cada uno de los calpullis tenía una personalidad, pues usualmente los artesanos y artistas se agrupaban en algún calpulli y competían contra los de otros calpullis. En el caso de las festividades, cada calpulli trataba de superar a los otros. Actualmente, en la zona sur de la ciudad de México aún se les llama calpullis a las organizaciones generadas en torno a las iglesias católicas, y en las fiestas populares aún compiten entre ellas.
Además, cada calpulli tenía asignada una zona de tierra cultivable; los habitantes de un calpulli se repartían el trabajo de sembrar y cosechar esas tierras. Esto tendía a estrechar más los lazos entre los vecinos de un calpulli. Esta forma de posesión comunal de la tierra persiste en algunos pueblos del México moderno, aunque en general es considerada subversiva por el gobierno. Desde la invasión, durante siglos los campesinos han tenido que luchar para poder mantener esas tierras comunales y que no les fueran arrebatadas por los terratenientes.
Cada calpulli tenía su propio tianquiztli ('mercado'). Actualmente en casi todo México, se les llama tianguis a los pequeños mercados que se ponen un solo día a la semana, conocidos también como mercados sobre ruedas en otros países latinoamericanos.
Además del mercado del calpulli existía un mercado principal en Tlatelolco. Cortés reporta que este mercado era dos veces más grande que la ciudad de Sevilla y que había 60.000 personas comprando y vendiendo diariamente.
Hacia 1502, los mexicas se habían consolidado como el pueblo más fuerte de Mesoamérica. Sólo algunos pueblos, como los yopes, los totonacas, los tlaxcaltecas y los purepechas, se negaron a ser sometidos. En ese mismo año murió el tlatoani Ahuízotl, durante las inundaciones de aquel año. Moctezuma Xocoyotzin le sucedió en el cargo. Mientras tanto, Cristobal Colón había llegado a América hacía 11 años, y en Europa, principalmente en España y Portugal, ya se preparaban expediciones con el fin de conquistar los nuevos territorios.
La caída de Tenochtitlán, pintura del siglo XVI |
El 8 de noviembre de 1519, Cortés llegó a Tenochtitlán, siendo recibido triunfalmente por Moctezuma en la calzada de Tlalpan. Éste creía que se trataba del dios Quetzalcóatl quien, según la leyenda, regresaría un día por el oriente. Moctezuma hospedó a Cortés en el Palacio de Axayácatl y pronto éste capturó a Moctezuma, que no opuso resistencia. Mientras tanto, en Cuba, Diego Velázquez intentaba recuperar el control de las tropas, pues sospechaba que Cortés planeaba insubordinarse y como precaución envió una expedición comandada por Pánfilo de Narváez a Veracruz. Cuando Cortés se enteró de lo ocurrido se dirigió a Zempoala con algunos soldados para enfrentarlo y dejó al mando de la guarnición a Pedro de Alvarado. Cerca de Zempoala, Cortés tuvo un violento enfrentamiento con Narváez, quien resultó herido. Cortés logró convencer a los soldados recién llegados de que se uniesen a él para fortalecer el ejército español. Entre los hombres de Narváez venía un negro que había contraído la viruela, enfermedad desconocida en Mesoamérica que se propagó rápidamente entre los indígenas y causó una enorme epidemia.
Mientras tanto, en la capital mexica, los habitantes preparaban una importante festividad a los dioses Tezcatlipoca y Huitzilopochtli. Pedro de Alvarado dio órdenes a sus soldados de atacar a los indígenas durante la fiesta. Aunque para muchos resultan poco comprensibles las razones de la orden de Alvarado, algunos la explican argumentando que pudo haber confundido los preparativos para la fiesta religiosa indígena pensando que tal vez eran movimientos para tenderles una trampa. Lo cierto es que durante ese ataque cientos de indígenas, incluyendo mujeres y niños, fueron asesinados por los españoles frente al Templo Mayor. La indignación que ese ataque generó entre los mexicas fue enorme. El pueblo se levantó en armas contra los españoles y los combatió con ímpetu.
Tras el regreso de Cortés, el pueblo estaba furioso por los excesos de Alvarado, y Cortés mandó llamar a Moctezuma para que calmara a la gente, pero el pueblo respondió apedreándole, heridas que le causaron la muerte poco después, en junio de 1520.
Entonces Cuitláhuac fue electo tlatoani y de inmediato organizó al ejército para echar fuera a los españoles. El 30 de junio de 1520, los mexicas tomaron por sorpresa a los españoles, que intentaban huir de Tenochtitlán y los derrotaron en uno de los puentes de la ciudad. A este episodio se le conoce como la Noche Triste, debido a que, según cuenta la leyenda, Cortés lloró al pie de un ahuehuete.
Los españoles de inmediato comenzaron a reforzar su tropas, con ayuda de los tlaxcaltecas y otros pueblos aliados. En mayo de 1521 comenzó el sitio de Tenochtitlán. Mientras tanto, Cuitlahuác murió de viruela en noviembre de 1520, y fue sucedido por Cuauhtémoc. El asedio se prolongó, los españoles con la ayuda de sus aliados indígenas poco a poco fueron tomando la ciudad, cortaron el agua y obligaron a los mexicas a replegarse hasta que, finalmente lograron tomarla el 13 de agosto de 1521.
La economía azteca estaba basada en los tributos que los pueblos dominados estaban obligados a pagar. Otro punto importante de la economía radicaba en el comercio, actividad que los mexicas realizaron con base en el trueque, y en la que utilizaron al cacao y las habicuelas como moneda. Esta clase de comercio favorecía el intercambio de productos.
Los mexicas introdujeron en su legislación el concepto de propiedad comunal, que era un pedazo de terreno entregado a cada uno de los miembros del calpulli, llamados macehuales quienes, a diferencia de los nobles, poseían sólo las tierras indispensables para sobrevivir.
Estas tierras podían rentarse, pero los productos se repartían entre la comunidad arrendadora y los inquilinos. Las tierras de los nobles se heredaban, y no podían pasar a gente de otra clase social. Si una persona poseedora de una tierra moría sin descendencia, pasaba automáticamente al tlatoani. En general, las tierras de la ciudad se usaban para la manutención de la nobleza y los sacerdotes, y se dividían en:
teopantlalli (de los sacerdotes)
tlatocatlalli (gastos del palacio)
tecpantlalli (mantenimiento de los criados del palacio)
tecuchtlatoque (pago y servicios de los jueces)
michmalli (servicio de guerreros y militares)
yoatlalli (tierras del enemigo)
La estructura social mexica estaba caracterizada por su marcado clasismo. Las dos grandes divisiones sociales eran los pillis, es decir los nobles, los militares, los sacerdotes, y los comerciantes más poderosos. Los "no privilegiados" eran los macehuales, los artesanos, los campesinos, los empleados de bajo nivel económico y esclavos.
Los alimentos más consumidos eran el maíz, el epazote, la calabaza y el chayote. Otros cultivos importantes eran el tabaco y el algodón.
La educación estaba centrada en tres instituciones:
Calmécac: Escuela donde estudiaban los hijos de la clase alta, preparándolos para ser sacerdotes, militares o comerciantes, enseñados por sabios llamados tlamatinime, a base de una férrea disciplina corporal.
Telpochcalli: Ahí concurrían los hijos de los macehuales, la educación era menos preparada y se les enseñaban sólo oficios.
Cuicacalli: Escuela dedicada al canto y al desarrollo musical.