La palabra "olmeca" significa "habitantes de la región del hule" y fue utilizada por los mexicas para nombrar a varios pueblos, étnica y lingüísticamente diversos, que ocuparon la región de Veracruz y Tabasco a través de los siglos. El nombre que se daban a sí mismos a quienes llamamos olmecas se desconoce. Esta cultura duró siete siglos y medio y pertenece al horizonte preclásico del pasado mesoamericano.
Bajo el término "olmeca" han sido agrupadas dos realidades: un pueblo de la región del Golfo y un estilo artístico. El estilo olmeca puede verse plasmado en peñas, cuevas, esculturas grandes y chicas y objetos de barro que se encuentran diseminados por toda Mesoamérica.
Desde Jalisco hasta Costa Rica, pasando por Guerrero, Chiapas, Oaxaca, el Altiplano Central y la costa del Golfo, se han encontrado imágenes de niños-jaguares y otros rasgos propios del arte olmeca. Se cree que la dispersión de este estilo artístico se debe a que los pueblos del Golfo crearon una amplia red de intercambios con otras poblaciones lejanas. De este modo, los símbolos y formas olmecas se integraron a las expresiones artísticas de otras zonas mesoamericanas.
Asimismo, se le llama olmeca a la "cultura madre" de Mesoamérica porque en estas primeras sociedades se dio inicio a algunas prácticas culturales que se integraron plenamente a la cultura mesoamericana, como el uso de un patrón urbano de asentamiento, el establecimiento de una sociedad teocrática, entre otras.
Con todo y que la cultura olmeca tuvo una difusión que alcanzó la mayor parte de Mesoamérica (excepto en la región de occidente, que siguió un desarrollo cultural más o menos autónomo hasta finales del Preclásico), una de las regiones donde se han encontrado las evidencias más claras de la presencia de esta cultura es la parte sur de la Llanura Costera del Golfo de México, comprendida entre los ríos Papaloapan y Grijalva, que corresponde a la mitad norte del Istmo de Tehuantepec. Actualmente, esta zona corresponde al sureste del estado de Veracruz y el poniente de Tabasco; se trata de una zona de un clima cálido y muy húmedo, condiciones climatológicas que seguramente poseyó también en la antigüedad precolombina.
Se estima que los indicios más antiguos de la cultura olmeca son de alrededor de 1200 a.C., y los más recientes son aproximadamente del año 400 a. C. La civilización olmeca se constituyó principalmente alrededor de 3 centros ceremoniales: San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes, además de manifestarse en otros sitios como Laguna de los Cerros.
El centro olmeca más antiguo es el de San Lorenzo (1150 a. C.aproximadamente.), municipio de Texistepec, situado en la cuenca del río Coatzacoalcos, en el estado de Veracruz. El inicio del florecimiento de la cultura olmeca en este sitio comenzó alrededor del año 1150 a. C., época de la que datan la mayor parte de las esculturas y elementos arquitectónicos que caracterizan a la cultura olmeca, muchos de los cuales se conservan en el sitio. San Lorenzo fue saqueado en el año 900 a. C., y las esculturas monumentales sufrieron un intento de destrucción; algunas se enterraron, y otras fueron trasladadas al centro ceremonial La Venta.
En la actualidad se desconoce el nombre que tenía esta antigua ciudad olmeca. El nombre de La Venta se debe a que a finales del siglo XIX se fundó junto a la ciudad prehispánica, una población que se dedicaba a la venta de maderas, por lo que los vecinos le llamaban simplemente La Venta, nombre que se adoptó para el sitio arqueológico. La Venta es el sitio más importantes de la cultura olmeca ya que hace unos 3000 años fue el centro cívico-religioso más importante de esta cultura. Se encuentra localizado en un pantano costero que pasaba por el alto del entonces activo río Palma. La ciudad de la Venta controló posiblemente una región entre los ríos Coatzacoalcos y Mexcalapa. La parte principal del sitio es un complejo de construcciones en arcilla en dirección norte-sur, aunque el sitio 8 se encuentra al oeste.
La ocupación de La Venta inició en el año 1750 a. C. y su desarrollo principal se sitúa del 1200 a. C. al 400 a. C. que es cuando alcanza su desarrollo principal como urbe y centro ceremonial. En su apogeo, La Venta fue un centro ceremonial que contuvo una serie de ofrendas enterradas, de tumbas así como esculturas monumentales similares a las encontradas en San Lorenzo Tenochtitlan. Se calcula que el sitio tuvo una población de por lo menos 18,000 personas en la época de mayor auge. Entre los años 600 a. C. al 400 a. C., la arquitectura de La Venta era imponente, y reflejaba el poder concentrado en esta localidad.
El asentamiento prehispánico de Tres Zapotes se extiende por más de 3 kilómetros a lo largo del Arroyo Hueyapan y es conocido principalmente por la apreciable cantidad de esculturas de estilo Olmeca e Izapa encontradas en él.
El centro ceremonial de Tres Zapotes fue el último en desarrollarse. Es el más conocido porque fue el que sobrevivió hasta una época más cercana, pero la civilización olmeca que se desarrolló aquí fue una cultura ya en decadencia, no el esplendor que vivió en los centros ceremoniales anteriores.
Estos centros ceremoniales tenían función de ciudades, y en ellos se construyeron edificaciones de tierra y adobe, por lo cual han perdurado pocos restos. Se construyeron montículos con templos en la parte superior, lo que se podía considerar como un precursor de las pirámides mesoamericanas. También construyeron edificaciones en torno a patios centrales, característicos de las civilizaciones posteriores en la zona. Desde el 900 a. C. existen pruebas de bruscos cambios políticos; como muestra, el intento de destrucción de algunos de las cabezas olmecas.
La primera cabeza del estilo Olmeca fue descubierta por José Melgar en Tres Zapotes en 1862. Hasta la fecha, se han encontrado dos, etiquetadas como «monumento A» y «monumento Q». Más pequeñas que las cabezas colosales de San Lorenzo, miden menos de 1.5 metros de alto. Estas dos esculturas se fechan a partir de los períodos formativos temprano y medio, pero la ocupación en este sitio durante este tiempo es confusa.
La mayor parte de la escultura proveniente de Tres Zapotes data de los últimos períodos formativos. Las semejanzas de estos estilos de esculturas implica la comunicación y la continuidad dentro de la civilización Olmeca. Por ejemplo, el monumento 2 de Izapa y la estela D de Tres Zapotes estaban geográficamente orientadas a 500 kilómetros y comparten semejanzas artísticas. La semejanza más evidente es que las dos escenas se desarrollan dentro de la boca de un jaguar. La semejanza en arte conduce a los arqueólogos a creer que los dos grupos vivieron a través de un istmo compartido en la tradición lingüística olmeca y habló los idiomas de mixe-zoquean. También, se cree que los de mixe-zoquean condujeron posiblemente a la escritura maya.
Su religión desarrolló todos los temas importantes encontrados en los cultos posteriores. Tenían una religión politeísta, gran número de sus dioses eran relacionados con la agricultura y otros elementos como el sol, el agua, los volcanes, animales, etc.
Hombre jaguar |
El centro de su religión y culto es el jaguar, y aparece representado en la iconografía olmeca. Se le representaba con la característica boca olmeca, de forma trapezoidal, con las comisuras hacia abajo y el labio superior muy engrosado. En muchos casos con colmillos muy pronunciados, adornos supraciliares y el cráneo hendido. Siempre aparece representado de la misma manera. No se sabe qué tipo de dios pudo ser. Se cree que pudo ser el origen del dios de la lluvia, que se desarrollará posteriormente en muchos puntos de Mesoamérica.
Hay muchos animales considerados dioses, como el caimán, sapos, reptiles, todos los animales de la zona. Normalmente, aparecen mezclados entre ellos, cabezas de unos y cuerpos de otros, creando seres mitológicos. En ocasiones para sus representaciones religiosas tienden a la abstracción, con lo cual no se sabe exactamente qué pudo significar. Se cree que pudo ser una religión dinástica, sus dioses estarían relacionados directamente con los gobernantes, con los señores de los centros ceremoniales, gobernantes con poderes sobrenaturales, descendientes directos de las divinidades.
Es una religión compleja, que no se ha conseguido descifrar aún. Pero se cree que pudo tener toda una doctrina aceptada por el pueblo, para justificar, explicar y legitimar a los linajes gobernantes, las desigualdades sociales, las fuerzas sobrenaturales y establecer vínculos entre éstas y los gobernantes. La religión estaría institucionalizada, con un cuerpo doctrinal y su panteón. De esta forma también los líderes gubernamentales utilizaban un símbolo de una figura de animal para identificarse.
Ya que la cultura olmeca fue la primera civilización en Mesoamérica, se afirma o se especula que muchos logros mesoamericanos tuvieron lugar por primera vez en el seno de su cultura. Entre otras cosas, se acredita a los olmecas el desarrollo del calendario, la escritura y la epigrafía.
Se cree que los olmecas fueron los primeros americanos en desarrollar una escritura de glifos para representar su lengua. Antes de los descubrimientos de 2002, el corpus principal de inscripciones largas constaba de una docena de inscripciones epigráficas, todas ellas datadas entre 300 a. C. y el 530 d. C. En 2002 se descubrió una inscripción que data de 650 a. C., y en 2007 otra de 900 a. C., la cual supera en antigüedad a la escritura zapoteca y convierte a la escritura olmeca en la más antigua de América.
Se han encontrado ciertas inscripciones en algunas estelas que contienen glifos. Según algunos historiadores, una de estas estelas cuenta la vida de un gobernante, pero todavía no obtiene la unanimidad de la comunidad internacional. Entre 1991 y 1994 los lingüistas Terrence Kaufman y John Justeson llevaron a cabo un trabajo de desciframiento que les llevó a identificar la lengua de las inscripciones olmecas como una lengua mixe-zoque (mije-soke), en particular una lengua antecesora del proto-zoque y por tanto emparentada algo más distantemente con el proto-mixe. Este desciframiento muestra que los glifos son de hecho parte de un silabario.
El arte olmeca era muy complejo y se poseen muchos objetos que aún se están investigando. Los más importantes y conocidos son las Cabezas colosales olmecas que son un ejemplo de escultura monumental y una de sus mejores representaciones artísticas. Se cree que pueden representar a guerreros o a jefes. Se conocen 17 ejemplares, la mayoría de ellos repartidos entre el Museo de Antropología de Xalapa y el Parque Museo La Venta. Cabeza olmeca exhibida en el museo municipal de San Andrés Tuxtla.
Una característica llamativa de estas cabezas colosales es la marcada apariencia negroide, lo que ha llevado a diferentes conjeturas. Se han lanzado hipótesis, después rechazadas, que sugieren algunos contactos interoceánicos en tiempos antiguos. Las nueve primeras cabezas que se encontraron, estaban en San Lorenzo, pero se trasladaron a La Venta, donde fueron enterradas. Se cree que podrían representar cabezas de sus dioses —de ahí el enterramiento— o de jefes, que se enterraron cuando éstos murieron. Se cree que podrían tener rasgos idealizados, felinos, y de ahí ese aspecto. También se cree que son guerreros, y no dioses, por los cascos que llevan. Fueron esculpidas en basalto traído desde lejanos lugares. Pesan varias toneladas y algunas miden hasta cuatro metros de altura.
Entre los animales que les servían para alimento estaban los tlacuaches, monos, guajolotes, venados, tapires, pavos silvestres, peces, mariscos y aves acuáticas. Es probable que también criaran abejas para obtener miel.
La economía de los olmecas estaba basada en los productos agrícolas, con los que comerciaban, tanto entre ellos como con otros pueblos vecinos, sobre todo con los pueblos nómadas, o con pueblos tan alejados geográficamente de ellos como pueden ser pueblos del país de Guatemala o de México central. Principalmente fue el cultivo del maíz, además del frijol, calabaza, cacao, etc. Además de que estos formaban parte de su dieta y se incluían la carne de pescado, tortugas, venados y perros domesticados. El comercio se basó en lugares apartados como guerrero, el valle de México, Oaxaca y la zona Maya.
Los olmecas llevaban y traían diferentes mercancías para intercambiar con los demás grupos mesoamericanos, entre ellos el hule de Tabasco y Veracruz. También establecieron rutas de comercio y así obtuvieron materias primas de gran valor, como el jade, el cristal de roca, la obsidiana y la magnetita; los que transformaron en deslumbrantes máscaras, figurillas con sus características deformaciones, ornamentos y espejos. Por lo tanto podemos deducir que los olmecas fueron una civilización que sobrevivía gracias a la agricultura como una base de economía muy importante.
Carrasco Dávila, Alan (2004): "Arqueología de Los Tuxtlas", en el sitio en internet de naya.org.ar
Casellas Cañellas, Elisabeth (2004): El contexto arqueológico de la cabeza monumental número 7 de San Lorenzo, Veracruz, México, tesis doctoral, Universidad de Barcelona.
Coe, M.D. (1967). San Lorenzo and the Olmec Civilization, en Dumbarton Oaks Conference on the Olmec, Dumbarton Oaks, Washingon, D.C.
Cyphers, Ann. Las cabezas colosales. Arqueología Mexicana, II, 12, 1995; pp. 43-47.
Diehl, Richard . (2005). The Olmecs: America's First Civilization, Thames & Hudson, London. ISBN 0-500-28503-9
Magni, Caterina (2003). Les Olmèques. Des origines au mythe, Seuil, Paris. ISBN 2-02-054991-3
Niederberger Betton, Christine (1987), Paléopaysages et archéologie pré-urbaine du bassin de México. Tomes I & II. Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, México, D.F. (Resumen)
Taube, Karl (2004). The Origin and Development of Olmec Research, en Olmec Art at Dumbarton Oaks, Dumbarton Oaks, Washington, D.C.