El término Tzintzuntzan quiere decir en lengua purépecha significa “donde está el templo del dios colibrí mensajero”.
Esta población fue fundada por el Señor Tariácuri primer monarca del estado P'urhepecha, alrededor de 1325, en las inmediaciones del Lago de Pátzcuaro. Tzintzuntzan fue sede del poderoso Señorío P'urhépecha (como le llaman actualmente), que resistió diversos intentos de conquista por parte del Señorío azteca, siendo los únicos que derrotaron en variados enfrentamientos a los señores mexicas, al punto de frenar su expansión, logrando arrebatarle territorio y establecer la primera frontera definida y controlada de todas las naciones mesoamericanas. Se calcula que en su época de mayor apogeo, Tzintzuntzan albergó una población de 40 mil habitantes. Esta ciudad fue sede del Estado P'urhépecha, desde la mitad del siglo XV hasta su caída ante los conquistadores españoles.
La ciudad prehispánica de Tzintzuntzan, fue sin lugar a dudas una de las poblaciones más grandes e importantes a la llegada de los españoles en el siglo XVI, siendo la capital del Señorío Tarasco, lugar desde donde se tomaban las más importantes decisiones políticas, económicas y religiosas de un amplio territorio que abarcaba casi la totalidad del estado de Michoacán, partes de Guerrero, Estado de México, Guanajuato y Jalisco.
La antigua ciudad de Tzintzuntzan se construyó mediante amplias terrazas y grandes plataformas que se van acomodando en las laderas de los cerros Yarahuato y Tariaqueri, sobre las que se desplantaron sus casas y edificios religiosos y administrativos.
En esta ciudad habitaron los Señores Uacúsechas –Señores Águila-, líderes de este importante señorío quienes a través de una dinastía hereditaria lo gobernaron. Tzintzuntzan fue una ciudad que contenía los espacios rituales más importantes, plazas y yácatas (basamentos piramidales), además de ser residencia real del Irecha o Cazonci.