Su nombre genérico deriva de las palabras griegas hemato = sangre y xylon = madera aludiendo a la resina que produce esta especie. Campechinun es un epíteto geográfico pues su localización es el estado de Campeche.
Este árbol fue muy apreciado por los habitantes de la península de Yucatán, antes de la colonización, por sus propiedades para teñir telas.
Mezclando el liquido que se obtenía de su madera con sulfato de hierro, obtenían un un colorante vegetal domestico, los españoles copiaron su utilización y extendieron su fama por Europa.
Parece que en el siglo XVI se realizó un intercambio entre la industria textil europea y América Central, promovido por el Palo Campeche, los barcos llegaban cargados de telas y enseres y a cambio se llevaban el Palo de Campeche. Mas tarde en el siglo XVIII los piratas franceses, ingleses y holandeses se introdujeron en el comercio de este árbol.
Eran importantes las plantaciones del Palo de tinte que se extendieron por América Central , y más del 90% del algodón, el cuero, la lana y la seda que habían sido teñidos, lo fueron con extractos del árbol de palo de tinte.
La elaboración de tonos oscuros como el negro había sido un problema en la industria textil. Pues las telas debían de someterse a un complicado proceso en el que se utilizaban diversos productos, con el Palo Campeche, este proceso de redujo considerablemente, convirtiéndose la exportación de su madera en uno de los negocios más productivos en la época colonial, poco a poco entre las mercancías que salían del Puerto de San Francisco de Campeche, comenzó a aparecer un nuevo producto, el Palo de tinte, un árbol que desde tiempos de los mayas había sido utilizado como colorante con el nombre de EK.
Debido a su alta demanda, los ingleses ocuparon tierras novohispanas hasta que fueron expulsados. Luego continuaron la explotación en las selvas de Belice, en Tabasco cortaron millones de árboles, eso provocó una disminución del colorante sobre el mercado inglés, y ocasionó múltiples guerras entre las colonias inglesas y españolas en América latina, buscando controlar las cosechas de este árbol.
Al aparecer los colorantes artificiales disminuyen la tensión sobre este colorante natural, vegetal aunque todavía es considerable el consumo mundial de un árbol que está casi extinto. Ahora sólo se utiliza la parte más seca y dura del tronco, se hierve la madera en grandes calderas produciendo un jugo que se concentra en una pasta casi negra con la que se puede teñir la tela.