Según la lengua ñhäñhú utilizaban dos vocablos para referirse a este sitio: "Maxei" y "Ndamaxei", cuyos significados son "Juego de pelota" y "El mayor juego de pelota" respectivamente, por los "ullis" habidos, tanto naturales como hechos por ellos mismos, como nos relatan las viejas crónicas señalando que donde ahora está la capilla del Espíritu Santo había uno, acaso el más grande de este rumbo. Por lo que toca a los naturales, baste mirar con detenimiento la comarca, desde La Cañada hasta El Pueblito para advertir que conforman un "ulli". De igual forma se ha dicho que los Purépechas llamaron a estas tierras Créttaro, con significado de "lugar de peñas" por las que se miran en los cerros aledaños a La Cañada, cuestión no muy aceptable. Fray Isidro Félix Espinosa dice que en una escritura del primer Virrey de México le llamó al pueblo Tlaschco o Tlaxco, corrupción del mexicano o náhuatl que viene de tlachco, que significa también "el gran juego de pelota”. Sin embargo, estudios lingüísticos recientes indican que el nombre de este sitio era k"eri irétarho: k"eri: grande; ireta: pueblo; rho: locativo k"eri irétarho: "lugar del gran pueblo", o "lugar del pueblo grande" mismo que al paso del tiempo derivó en el vocablo actual. El glifo de Querétaro es el campo del juego de pelota, mismo que dividido en cuatro partes iguales indican los cuatro vientos. También representan las etapas por las que pasaron los dioses de su mitología y sus diversos intentos para crear al hombre, conocidas como soles: Atonatiuh el sol de agua; Tlaltonatiuh, sol de tierra; Tletonatiuh, sol de fuego y Ehecatonatiuh, sol de aire. Tonatiuh, sol de movimiento,"ollin".
A partir del período clásico tanto en el Estado de Querétaro como en el valle del Bajío hay restos claros de una cultura Mesoamericana. En la región serrana resaltan dos centros: Toluquilla y Ranas. Aquí destaca el centro ceremonial "El Pueblito", conocido como "El Cerrito" que tiene características monumentales y que se manifiesta como un lugar cívico ceremonial y que al mismo tiempo servía de núcleo a una zona habitacional de enorme extensión. Los estudiosos de las culturas prehispánicas radicadas en Querétaro coinciden en que los asentamientos realizados en este valle, aproximadamente en el año 200 d.C., se dieron simultáneamente con la movilización hacia el Norte de las culturas de Mesoamérica. Por los vestigios, es de señalarse que eran grupos humanos con un alto desarrollo cultural de influencia Teotihuacana. No se sabe por qué fue abandonado el centro ceremonial "El Cerrito"; algunos argumentan que la causa fue por los cambios climatológicos, otros por guerras y hay quienes sostienen que fueron expulsados por la expansión de los grupos nómadas del Norte.
En contraste, los grupos de Otomíes o náhuatl, son descritos como sedentarios, agricultores y cazadores, pero de gran decisión en las batallas, por lo que los mismos Aztecas les reconocían esa capacidad. Cabe agregar que se le ha llamado "la nación otomí" a los antepasados de los actuales Náhuatl de Amealco y Tolimán, así como los pocos Pames que habitan en Tancoyol. Como grupo "Otopame" se identifican más con los Mazahuas, Matlatzincas y Nahuas o Mexicas. Al Noreste se estuvo en contacto con la cultura olmeca y posteriormente con la huasteca; al Sur con la otomí de los actuales Estados de Hidalgo y México y, al Surponiente, con los Purépechas de Michoacán.
Hacia 1440-1446 Querétaro fue parte del señorío de Xilotepeque, dependiente a su vez del imperio Mexica, según datos encontrados que permiten tener una noticia desde la época de la administración del señor mexica Ahuízotl, por lo cual este lugar fue considerado frontera de dos imperios y frente hacia tierras chichimecas, pero viene al caso decir que hubo avanzadas hacia el Norte de la entidad, según atestiguan las ruinas arqueológicas de Toluquilla, Ranas y Quirambal, mismas que se perdieron según fueron avanzando con más fuerza los Chichimecas.
Las primeras incursiones españolas en suelo queretano ocurren entre 1526 y 1529. Fueron a través de Huimilpan y La Cañada, con enviados de la encomienda de Acámbaro, a cargo de Hernán Pérez de Bocanegra. Posteriormente vinieron algunos Franciscanos de las custodias de San Luis de la Paz primero, y posteriormente de Apaseo. El primer nombre que se conserva de algún Franciscano es el de fray Alonso Rengel y, ya viudo y ordenado sacerdote secular, el licenciado Juan Sánchez de Alaniz. La etnia Otomí forma parte de los grupos indígenas de esta región, que además ha sobrevivido hasta nuestros días. Estaba organizada en grupos de familias emparentadas y establecidas en un territorio delimitado. Sus integrantes construían sus habitaciones de adobe, junto con otros elementos de la región. Las mujeres vestían el huipil y la enagua, y los hombres usaban taparrabo y ayate. Los hombres usaban desde jóvenes el pelo largo pero a los niños los rapaban, permitiendo a las mujeres el uso del pelo largo pero cortado en la frente. Se dedicaban al cultivo de la tierra y aún cuando estaban preparados para la guerra, no vivían para ella. Eran profundamente religiosos y practicaban rituales complejos con un calendario tan amplio que duraba todo el año. Desde los días de la conquista de México, los españoles tenían conocimiento de estas tierras, por lo que continuaron su avance; pero tal parece que fueron rechazados por los mismos habitantes. Esto motivó a Hernán Pérez de Bocanegra a desplazarse por el Sur, dando motivo a las fundaciones de Huimilpan y Acámbaro. Más adelante se iniciará la historia cuando Maceguales, Otomíes y Chichimecas de Tlachco, Cincoque e Yztaquechichimeca al mando del principal de Xilotepeque se unan a Cortés.
En 1529 Nuño de Guzmán salió a la conquista de Jalisco atravesando Michoacán. Se impuso en la región e hizo reparto de encomiendas. No se sabe a ciencia cierta en qué momento de 1531 estos conquistadores se encontraron con Querétaro; les hicieron saber a los pobladores que desde ese momento pertenecían a la Nueva Galicia y los invitaron a ser vasallos de Nuño. Y fue en este momento cuando aparece por primera vez Nanacach al mando de los Otomíes que habían huido de Xilotepeque. Este personaje recibió de los Tenochcas el encargo de recoger los tributos , radicándose en Querétaro desde 1528. Fue bautizado primero como Hernando o Fernando de Bocanegra, en honor del encomendero. En el caso de Querétaro, los españoles que tomaron Tlachco a nombre de Nuño de Guzmán, simbolizaron su posesión poniendo una cruz por mojonera en al cima del Sangremal, lugar sagrado desde tiempo inmemorial. Este lugar es en el que, según la leyenda, pelearon los cristianos con los indios locales.
La ciudad de Querétaro fue nombrada como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Real Convento de Santa Clara de Jesús, data del año 1606; Templo y Convento del Carmen, 1614; Reales Colegios de S. Ignacio de Loyola y S. Francisco Javier; Templo y Convento de Capuchinas, 1721; Templo y Convento de San Antonio, 1692; Templo y Convento de S. Felipe Neri, 1786 a 1800, hoy Catedral.
Museo Regional; Museo de Arte; Museo de la Ciudad; Museo de la Restauración de la República; Museo “La magia del pasado”; Museo de la Matemática; Museo Casa de la Zacatecana.
Santa Cruz de los Milagros: 13, 14 y 15 de septiembre, tradicionales Danzas de Concheros y monumentos alusivos en la Plaza de los Fundadores. Santa Cruz de los Milagros: 13, 14 y 15 de septiembre, tradicionales Danzas de Concheros y monumentos alusivos en la Plaza de los Fundadores.
La danza tradicional de los Concheros.
Destacan los bordados en punto de cruz y las muñequitas de trapo que hacen las mujeres Otomíes, además de otros más finos como fin la madera, encajesLa juguetería infantil tiene especial relevancia, ya que se emplean para tal el cartón y la pintura para elaborarlos. Destacan los talleres de orfebrería y platería en los que se combina el trabajo fino en metales finos, piedras preciosas y semipreciosas, con el ópalo queretano y objetos de ornato con otras piedras no preciosas. El tallado de madera, la alfarería y la cerámica de ornato, la mantelería bordada y tejida, los vitrales y otras artesanías, son parte de las actividades formativas en algunas Casas de Cultura del Municipio y en el Instituto de Artes y Oficios.
Ensaladas de Cuaresma y de Navidad, mole queretano, enchiladas queretanas, fiambre, niditos, sopa de cuitlacoche, carnitas, nopales en penca, gorditas de migajas. Jericallas, fruta cubierta o cristalizada, pastelitos calientes de Jueves Santo, jamoncillos, camote achicalado, gorditas de piloncillo con queso, buñuelos de rodilla bañados en miel de piloncillo, calabaza en tacha, tamales de muerto, de limón, de queso dulce, pastel de nata, mantecados de muy diversos sabores.
El Centro Histórico es lo más representativo del municipio. Alabado y visitado por el turismo nacional e internacional, posee detalles arquitectónicos únicos en casas, casonas, edificios civiles y religiosos, calles, jardines y plazas que son una muestra de diferentes estilos virreinal y de todo el siglo XX. La cantera rosa y la cantera gris, otras piedras y materiales variados, combinan la madera tallada y los detalles metálicos de la herrería en dinteles, portones, rejas, aldabones y cerraduras, que hacen de Santiago de Querétaro un conjunto único y armonioso.
Estado | Querétaro |
Cabecera | Santiago de Querétaro |
Población | 801 940 hab. |
Gentilicio | Queretano (a) |
Municipios de Querétaro | |
Superficie | 760 km2 |
Información proporcionada por el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED) |